miércoles, 23 de mayo de 2012

El Monumento

El 9 no está. El 9 es Torres, pero para entendernos el 9, el máximo goleador de la historia de la Selección, es Villa. Y no está. Esto que voy a escribir es una obviedad pero estamos en un momento en el que hay que decir que la leche es blanca y el cielo azul.

La decisión de Villa (hola míster, he probado y no estoy al 100%, es mejor que no vaya) es un monumento al deporte, al fútbol, al equipo, a la profesión y a la honradez.

Son muchas cosas: anula un debate que iba a perseguir al equipo todo el campeonato, libera al seleccionador de un marrón, pone en valor el primer mandamiento de la selección: va el que mejor está.

Es una decisión personal que marca el rumbo de un grupo. Tan importante como la estrella que llevamos bordada en la camiseta.

Gracias, Villa. Gracias, Guaje.

lunes, 21 de mayo de 2012

Mover el tiempo

Foto: Nadal (via facebook)
Nadal gana en Roma, con los palos de siempre, con los gritos de siempre, con Nole rompiendo la raqueta en el poste de la red, con un primer set demoledor. Estos dos meten el partido a la gente en el pecho. Ves la grada moverse inquieta, resoplar después de intercambios largos, levantarse, aplaudir con cierto miedo por si el próximo punto es más cruel que el que se acaba de cerrar.
Carlos Moyá, en la retrasmisión, dice que Nadal ya sabe cómo ganar a Djokovic, jugádole a la derecha, para abrirle, para debilitar el revés del serbio. Dice que eso ya se vió en el US Open. Y queda esa disección de la táctica flotando en el aire, como algo tranquilizador. Nadal ya sabe cómo ganar al número 1. De nuevo, habría que añadir.
Lo cierto es que Rafa mueve el tiempo. Ahora 2011 no parecen 12 meses y 7 finales perdidas (Aus incluída). Ya no parece que se le acabe el tiempo a Nadal.  La Katana deja esto nuevamente en los días largos de verano, en la calma de las cosas ciertas, donde sabes que podrás dormir siesta y que nada habrá cambiado al despertar.

jueves, 10 de mayo de 2012

Secuencia de tres







Le preguntaron si había jugado más agrasivo de lo habitual y contestó: yo siempre juego lo mejor que puedo.