lunes, 28 de febrero de 2022

Palou no falla

 

El domingo se acelera todo. No hay entrenamientos, sólo warm up y dos supporting races. Ni siquiera hay fórmula MAZDA, que es una pasada; toda la parrilla en fila sin despegarse, apenas sin abrirse huecos, una mascletá permanente que retumba entre los muros y hace subir el sonido hasta las plantas altas de los edificios contiguos al circuito.


El domingo ya ves que va pesando el fin de semana. A las ocho de la mañana, antes de que entre la gran masa al circuito, ya hay gente recogiendo cosas; y cuando los coches salen a la carrera principal no hay disimulo. Abajo los toldos, fuera los elevadores, fuera los suelos de garage, segundos coches al camión... De modo que uno, cuando llega muy temprano, siente la electricidad del día de carreras pero enseguida se percibe que a las dos y media entrarán los barrenderos.


Aparece Palou con una sonrisa de oreja a oreja que no entiendo porque es el campeón y sale desde la décima posición. En el entrenamiento del sábado se fue contra el muro y la qualy no fue buena. Aún así me dice: todo bien, todo bien, el coche está bien y la carrera es muy larga. Tiene 24 años pero parece mayor. Su rival finalmente iba a ser un neozelandés de 28 años, que el sábado hizo la pole, y que contó su historia en la rueda de prensa previa a la carrera: dos años sin ver a la familia y deseos multiplicados de hacer un buen inicion de temporada.


A falta de 13 vueltas, la periodista de Associated Press dice en alto en la sala de prensa: en serio va a ganar McLaughlin? Nadie sabe pronunciar bien ese apellido. En el corrillo de periodistas americanos uno suelta: qué hablan en Nueva Zelanda? Porque este habla bien el inglés... Nueva Zelanda está debajo de Australia, no? Con las crónicas escritas apareció el piloto en la sala de prensa y volvió a contar la historia: “echo de menos a mi familia, mucho.” Para seguir con la geografía le dije que en España nos era muy difícil pronunciar su apellido y que le llamábamos “Malaguita”. - “pues suena bien!!”, contestó.


Antes, Palou (segundo clasificado) y Willpower (tercero) bromeban entre ellos casi con cada pregunta de los periodistas. “Esto es un cambio de actitud para la temporada o sólo va a ser en la primera carrera?” le preguntó a Willpower un americano. “He cambiado, estoy más relajado, no me voy a tomar tan mal las cosas como antes. Soy sarcástico y es mi forma de divertirme, en casa mi hermano es humorista y cuando nos juntamos estamos todo el día así. No sé por qué en las carreras debería ser distinto, he cambiado, ya toca... [hace una pausa, se gira y pregunta a Palou] Tú cuantos años tienes? -24, contesta Palou. - Madre mía, eres diecisiete años más jóven que yo!”


Willpower, que claramente ejerce de veterano deja en el aire una declaración sustanciosa: “IndyCar es la competición de motor más genuina que exite, deberíamos trabajar para que se conociera en todo el mundo.”


Pato Ward me lo dijo el viernes: “esto es salvaje, los coches sin dirección asistida, las carreteras bacheadas... no hay tiempo a pensar; sales, le das, le das, le das y cuando te das cuenta ya está; es bien padre!”


Al salir del circuito, ya con el fin de semana cerrado, veo en la recta “de atrás” un toque en el muro. Las huellas... y el toque. Pienso: cuántos de estos habrá que no se hayan visto? A 250kmh con la sauna de la cabina del monoplaza, los 35 grados de temperatura ambiente, más los 50 que debe tirar el asfalto... y la humedad... Así 100 vueltas! El nivel de pilotaje, esfuerzo físico y concentración de esta gente es tremendo.


Un periodista japonés de despide de mi: “llevo cubriendo IndyCar desde el 93! con Nigel Mansell! Antes hacía NASCAR tambíen pero ya solo viajo con la Indy. Tú vienes a Texas? - No, no.. No puedo. Tal vez a las 500 millas de Indianápolis. - ah, sí! Eso está muy bien!