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La volea. La segunda. |
Luego está todo el tema este de cerrar la pista. Como es fácil hablar digo que a mi no me gusta. Prefiero que haya cosas incontrolables. Prefiero que la final de un Grand Slam esté expuesta a la Madre Naturaleza. No sé cómo los ingleses cayeron en esa trampa. Más de medio partido bajo techo, vamos no me jodas!
No sé a qué hora de la tarde escribí: con el cuchillo del descabello. Matando a Gran Bretaña Roger. Cortaba como el matarife, separaba hueso, ahuecaba la víscera, incisiones y cortes perfectos, sin una gota de sangre en el polo blanco. A Murray no le pudo la presión de la cuarta final de Grand Slam, ni la posibilidad de Wimbledon, ni Fred Perry ni hostias. Le pudo el libro de Federer. Parece que ya lo has leído, pero siempre hay capítulos nuevos. Dos voleas de genio y atacar la bola. Atacar la bola como atacar la vida, según @LuisValenciano.
En la ceremonia de los trofeos Murray cogió el micro y no podía hablar porque sólo le salía el llanto. Lloraba Murray, lloraba la madre, la novia, las gradas... y el techo cerrado, condensando todo. Federer, en la silla, recién acabado el encuentro, pasó un ratito malo también, tragando. Luego salieron las mellizas con los trajecitos azules. Para entonces, Fed ya se había puesto el reloj. Séptimo Wimbledon.
joder, joder! qué bellezón de post! buenísimo. a la altura del juego del gran bañador de gemelas. enhorabuena!
ResponderEliminarFelicidades Nico. Sin duda, uno de tus mejores post
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