viernes, 12 de julio de 2019

Ya pasó

Ya pasó. La semifinal. Para Rafa, "un capítulo más de esta rivalidad. No estamos acabados. Habrá más."

La manera en la que se produjo este cuadragésimo enfrentamiento tuvo la violencia y la incomodidad de una discusión de una ex pareja. Un primer set durísimo, rápido, violento. No jugaban al tenis, jugaban a acortar el tiempo. Palos durísimos. Uno dos, uno dos. Plas! Sonaba seca la bola. Volaba a una velocidad inexplicable. Extrema. Hubo algún intercambio. Pero jugaron a que el otro tuviese que golpear la segunda bola sin oxígeno en el cerebro. El primer set llegó así al tie break y se resolvió en 50 minutos. No hubo discusión, sólo conclusiones.

"A mi no me pareció bueno ese primer set." Rafa.

"Supongo que mis decisiones y la velocidad de sus respuestas facilitaron ese tipo de juego." Roger.

Tensada la cuerda hasta el límite el primer set lo ganó Federer. Así que una vez visto lo que daba de sí poner las armas delante del otro, comenzaron a jugar para ver quién ganaba el partido. 

Giro de guión. Rafa: "Si no le puedes hacer fallar con la velocidad de bola tienes que sacarle de sitio, y hoy no pude abrir los ángulos de otros días." Roger: "Intenté proteger lo que tenía y de repente fallé en el segundo set." Recibió un 6-1. Pero ya. En los dos siguientes Rafa jugó cuatro o cinco puntos épicos (dos de ellos para salvar bola de partido) pero no le llegó su tenis para enfrentar al suizo.

En la sala de prensa decidieron no hacerse más daño. Rafa debió contestar media docena de preguntas sobre tenis. Federer despachó rápido, habló con ese tono de qué mas da lo que haya sucedido y cómo haya pasado; ya está. Los periodistas comenzaron entonces a preguntarle por las flores de Wimbledon, dónde guarda la red de 2009, si le comparan con Tom Brady, cómo pasa el tiempo libre. Al fin y al cabo a él le espera Djokovic el domingo.