lunes, 30 de junio de 2014

El miedo. Assen.

Assen fue un GP extraño. De ida y vuelta. Rápido como un relámpago. Aeropuerto circuito sábado aeropuerto, penaltis en el Brasil vs Chile. Y ya. En medio de todo eso, antes de la carrera, me fui a hablar con el Doctor Ángel Charte. Quería que me contase qué sensaciones medibles tiene el cuerpo humano a 320kmh. Al final me dejó una frase. Me dijo: "mira, la diferencia entre estos pilotos y el resto de los mortales está en cómo gestionan el miedo. Ellos tienen miedo, como todos nosotros, pero en situaciones de miedo el cerebro aumenta su capacidad de pensar y decidir. Y estos pilotos gestionan el miedo mejor que nadie."

En la carrera hubo muchos detalles. Esta vez más visibles, porque quedaban fuera de las rutinas. La lluvia caída a pocos minutos de empezar trajo miradas y procesos de decisiones acelerados ante la posibilidad de que la pista se secase al cabo de las primeras vueltas.



Qué hizo Marc? No usó la posibilidad de rodar en agua durante cinco minutos antes de la formación de parrilla. Salió, dió la vuelta y fue a su posición. Ejecutó sin dudas su plan. Neumático de lluvia, cambio de moto ensayado por si se secaba la pista (el único que cambia de moto de un salto, sin tocar el suelo). Listo. No hay más. Cuando ganó celebró con una foto para la mercadotecnia, haciendo que nadaba encima de la moto, con el pecho apoyado en el depósito y sin apoyar pies ni manos.

Qué hizo Valentino? Salía duocécimo. Arriesgó. Montó neumaticos para seco con el objetivo de no tener que cambiar de moto. Pol Espargaró, a su lado, le copió. Pero de repente volvió a llover. "Esos dos putos minutos de lluvia" Valentino dixit, cambiaron todo. Otra vez a por la moto con gomas de lluvia. A salir desde pit lane.

Qué fue la carrera? La carrera fue Márquez a cuatro segundos de Dovicioso tirando a saco para cazarle, y Márquez ganando con dos segundos de diferencia sobre la Ducati #04. La carrera fue Rossi remontando hasta quedar quinto, Aleix Espargaró luchando hasta el agotamiento vs Dani Pedrosa para finalmente ceder el podio. La carrera fue Jorge Lorenzo sufriendo para acabar decimotercero. Decimotercero.

Al llegar a Madrid busqué las palabras de Jorge. "Cuando he ido muy, muy lento y con miedo es cuando la pista estaba seca y caían gotas. El hecho de no estar luchando por el campeonato y la caída que sufrí aquí el año pasado me han hecho tener miedo a repetir la caída y no tener el coraje y el valor de los demás pilotos para ir rápido en estas condiciones”. Miedo. La gestión del miedo


viernes, 27 de junio de 2014

Lluvia, lluvia, lluvia

El sol cae seco sobre Assen. Esa bola de fuego a plomo. En los campings cercanos se levantan columnas de humo para abrigar la noche, que viene húmeda. En el último instante, alguien se subirá al sofá que ha puesto encima de la caravana para comprobar que su cerveza es del color del sol. Lluvia, lluvia, lluvia, dan lluvia para mañana, pero no se sabe cuánta ni cuándo. Las primeras gotas pondrán los corazones a prueba. Hoy en la Q2 hasta ocho pilotos estaban en línea con el semáforo para salir a hacer la vuelta rápida. Las urgencias. Lo vio claro Marc, que se puso a rueda de Jorge, pero ya chispeba... hubo dudas. Lorenzo le cedió la iniciativa a Marc, pero antes de completar la primera vuelta, mientras en los boxes se montaban los neumáticos de agua, Márquez cortó, se fue atrás, quedó noveno... y entonces comenzó a tirar como un demonio Jorge. Marc los adelantó a todos. En la curva 7 casi se come a Pol, que tuvo que rectificar. El #44 se dió cuenta de lo que sucedía, siguió la rueda de Marc, pero cuando éste tuvo su vuelta rápida, volvió a cortar y Pol se quedó sin posibilidad. Inmediatamente reaccionó Dani Pedrosa que marcó tiempo bueno, aunque para entonces la pole era ya para Aleix, la primera pole de su carrera. Sin tráfico, por la parte media del pelotón, hizo 1'38.789. Todo había quedado resuelto en dos giros, de los que sacaron partido los más listos y rápidos de la clase. Aleix, Marc y Dani. El resto quedó cortado. Valentino, muy rápido todo el fin de semana, dijo: si hubiera llovido 30 segundos después, yo habría hecho primera o segunda fila. Sale duodécimo. Jorge sale noveno: "un día extraño en Assen". Por lo menos mañana tendrá las dos clavículas en su sitio y no necesitará correr sedado.

Será importante Assen. Después de la quinta victoria consecutiva llegaban tres circuitos difíciles para Márquez: Mugello, Montmeló, Assen. En el primero ganó con un duelo final incríble vs Jorge Lorenzo. En Montmeló ganó en batalla con Dani Pedrosa y Valentino Rossi. Queda Assen. La pregunta es: ¿quién tiene la fuerza mental para hacer frente a Marc?

La grada ondulada de Assen antes de recta de meta

Sofá sobre caravana

Las columnas de humo  





miércoles, 18 de junio de 2014

#hielo

Quedaba una bala. Que el grupo se uniera en torno al fútbol y salieran decididos. Desconozco si eso ocurrió. Pensemos que sí. Enfrente hubo 11 futbolistas que salieron a degüello, con la mirada encendida y las piernas salvajes. Tenían un plan y la actitud elevada. El deporte de élite no te permite un minuto sin preparar. A la competición de élite no le interesa el currículum. Esa es la lección de hoy.
Ahora, hielo.

martes, 17 de junio de 2014

Ochoa sostiene

Tuve que ir a Google a buscar dónde juega Ochoa. En el Ajaccio. Le hizo cinco paradas de poster a Brasil, dos de ellas muy serias. Y sostuvo a México. Empate a cero. Fue lo obvio y lo que se vió en primer plano. El escaparate.

A Scolari se le podría dar duro desde fuera. Pero cada federación elige a su técnico y cada cual tiene sus intereses. Desde la grada, desde el sofá de casa, delante de la tele, uno ve la camiseta amarilla de Brasil y cree que son los depositarios de los cinco dieces del 70 o del Eder, Zico, Sócrates del 82, o que habrá alguien parecido a Rivaldo, a Romario, a Ronaldo. Y sólo ve camisetas amarillas y laterales subiendo la bola y busca el alma del equipo, el pellizco del juego, el remate... y ve a Scolari en la banda, con la chaquetilla de nylon.

Hay una última cosa. La realización del partido. Es algo muy sutil o soy yo o es una gilipollez, pero cada vez se parece más a un anuncio cualquiera de los sponsors FIFA. Repeciciones de estética muy potente sobre lances de juego unidas a secuencias de público feliz, en el mismo valor de plano. Público haciendo corazoncitos a cámara o lamentando amablemente una ocasión fallada. Parece publicidad. Tal vez lo sea.

lunes, 16 de junio de 2014

Ritmo de carrera vs ritmo de batalla

En futbol el ritmo de partido lo marca el tiempo que tardas en atacar la portería rival desde que recuperas el balón. Recuperas la bola, la echas para atrás, la sobas, te colocas, estamos todos, atacamos: ritmo bajo, aburrido. Recuperas la bola, sales, tocas, incorporas gente, generas peligro: ritmo alto. Exigencia alta.

En la motos está el ritmo de carrera que canta el crono en cada parcial, en cada vuelta. Ritmos altos, medios, bajos. Pilotajes perfectos, ta ta ta. Y luego hay un ritmo de batalla. Ritmo de guerra. Cuánto tardo en devolver un adelantamiento. Cada piloto tiene uno o dos puntos marcados en el circuito. Puntos favorables para el ataque. Si me pasan me quedo, espero a llegar al mi punto fuerte y devuelvo el adelantamiento. Lo normal. Pero hay pilotos que no esperan. Devuelven el ataque de inmediato. Sea donde sea. Por fuera, por dentro, en el siguiente milímetro de margen. Ritmo alto de batalla. Intercambio de golpes. En Mugello Jorge y Marc se enzarzaron en un ritmo de batalla frenético, a la altura de lo que proponía el trazado y la energía del circuito. En Montmeló 2014 hubo cuatro pilotos con la mirada inyectada en sangre, dispuestos a atacar y devolver adelantamientos sin pensar el lugar ni el momento. Metieron al circuito entero en una atmósfera de guerra y éxtasis muy difícil de comparar con cualquier otra cosa. Leer cualquier crónica de esa carrera es agotador. Te devuelve el dolor y el placer del esfuerzo máximo. Cuando se entra en esa dinámica puede suceder que en pleno adelantamiento (vuelta19) dos pilotos vean una bandera amarilla y levanten la mano para que se recuperen las posiciones, y que en pit lane interpreten esas manos levantadas como lluvia y arranquen la segunda moto con neumáticos para mojado. Ese es el nivel de concentración y exigencia. No es que todos quieran ganar, es que nadie quiere perder. Todos metidos en la batalla.

Esos cuatro pilotos fueron:
Jorge Lorenzo en la primer tercio de carrera.
Valentino Rossi, que huele la primavera de nuevo.
Dani Pedrosa, que está en su ahora o nunca.
Marc Márquez, que está en la edad salvaje de los 21.

Gloria a todos ellos. 



sábado, 14 de junio de 2014

"No se puede ser siempre el más rápido"

Lo hizo en Jerez y quiso repetirlo en Montmeló. Habían comprobado que el rendimiento máximo del neumático blando estaba en la primera vuelta, y el circuito era propicio para dos entradas en box. Así que volvió a usar las dos motos en la Q2, algo que el resto de pilotos descarta porque "sólo" confían en la primera moto. Marc tiró una vez contra el tiempo. Pole. Cambió moto. Tiró otra vez, no mejoró. Cambió moto para el último ataque, pero hubo un imprevisto. Dani Pedrosa había bajado de 1,41 (el único piloto que lo consiguió) y tenía la pole provisional. Allá fue Marc. En la primera frenada apuró demasiado; "frené tarde y aún así intenté meter la moto en la curva porque era la última posibilidad, pero me caí. Pido perdón al equipo."


Esta estrategia, que tiene una puesta en escena espectacular y única pone al piloto frente al estrés de no poder fallar en ninguno de los ataques al tiempo. No puede reaccionar. No puede rectificar. Son tres ahora o nunca. Y su debilidad está en una frase del propio Marc: "No se puede ser el más rápido siempre. Esto es MotoGP."

Así que, cuando el semáforo esté en rojo a las dos de la tarde, tendrá a su izquierda a Jorge Lorenzo ("voy a intentar no descuidar nunca más el físico"), y en el otro extremo de la pista a Dani Pedrosa, que ha trabajado para mejorar sus finales de carrera y le ha birlado a Marc el 7 de 7 en poles.


Caída de Marc en T1


En el suelo no hay nada

5-1 es una paliza. Una hostia bien dada. Como si la merecieras. Cuando te meten cinco es que te tiene ganas. Con cinco goles en contra todo se afea. Todo parece una mierda. He visto el partido en la cafetería de un hotel. Ha llegado un inglés casi al final. Ha mirado la pantalla y ha dicho: Oh, my god. Le ha salido del alma. Dios mío. 5-1 a la Campeona del Mundo.

Ahora queda el grupo. El grupo en esencia son los jugadores que consiguieron lo que nadie: campeones del Europa, del Mundo, y de Europa de nuevo. El seleccionador decidió que fueran a Brasil. Este Mundial es suyo y pueden hacer con él lo que quieran. Hasta donde lleguen será el límite de sus capacidades. El gesto de concentración de Iniesta en el túnel de vestuarios. Eso es este grupo.

Nos han metido cinco. Ahora pueden pasar dos cosas: que el equipo crezca y llegue lejos, o que el equipo no pueda más. Yo voy a estar con ellos. Es mi posición. Por esto hay que pasar, no es nuevo. Te lo enseñan en el colegio: los ciclos. Los inicios y los finales. Ayer un piloto de MotoGP me dijo: está la cabeza, que quiere; está la moto, que puede; y en medio está el cuerpo, que dice sí o no. Y hay que aceptar. Es la vida. Ahora toca Chile. Veremos cómo reacciona el grupo, cómo está el cuerpo. Por esto hay que pasar. Y la mirada no hay que perderla. En el suelo no hay nada.

domingo, 8 de junio de 2014

Una salvajada histórica

Le llegó ese momento petite mort, se desmayó sobre la tierra cuando la bola de Djokovic se fue larga. Noveno Roland Garros para Rafa Nadal. Fue a saludar a su rival a la red sujetenado las lágrimas. En el micro de pista no podía casi hablar. Acertó a decir: "Espero que Djokovic lo gane alguna vez porque se lo merece." Nole, en el banco, también tenía la cara enrojecida.

Cuando la competición se alarga más allá de las tres horas, da tiempo a todo. A que te duela todo, a estar muerto y resucitar, a estar ligero y que las piernas se te conviertan en plomo. Y eso ocurre en París, con calor, sobre la arcilla de la pista. La tierra batida; que lija la bola y te para los pies; a cada paso, a cada resbalada, un poquito más de suciedad en el calcetín, como un grillete marrón. Hemos visto tantos cambios en Rafa a lo largo de su carrera, en su modo de juego. Pelear cada bola, liftar hasta lo imposible, mejorar el saque, convertirse en agresivo... Hoy dio tiempo a todo. Casi revisó toda su carrera en este partido. A las tres horas y media de partido Rafa estaba doblado. Las zona lumbar. Lo veía Djokovic, que durante todo el tercer set estuvo atravesando su desierto de energía... Se crecía Djokovic. Y Rafa a dos juegos de su noveno Roland Garros, con las piernas de plomo otra vez. Como en el primer set.
44 minutos para decidir el primero
60 para el segundo
50 el tercero
A los 50 minutos de cuarto set, 5-4 para Rafa y saque de Djokovic. En la grada, Toni Nadal tiene la camiseta empapada en sudor. Lo rompe. Noveno RG, con un nivel de exigencia cercano a la agonía, 42 partidos después entre estos dos jugadores. Una salvajada en la Philippe Chatrier. Una salvajada histórica.
Esto es fácil decirlo ahora, pero da igual. #RafaEnters #RafaStays #RafaWins

domingo, 1 de junio de 2014

Mugello pide


El deporte se eleva sobre la vida cuando su gente, los que compiten,  recogen la energía del escenario, y ese lugar es importante y demanda cosas. Te pide. Te exige. Te dice: aquí pasó esto y esto y esto otro y aquí se viene a honrar este deporte.

Mugello. La belleza. Esa exigencia. La velocidad extrema. Los 361kmh en final de recta con cambio de rasante. Mugello. El manto verde de las colinas.
Márquez y JLo.

Márquez se ha convertido en un cazador experto. El año pasado era un cahorro en aprendizaje, listo, talentoso, extremadamente talentoso. Seguía a Dani para aprenderse el circuito y cuando creía que lo tenía, zas. Ataque. Cuchillada. Zapatilla. Victoria. Todo el año en el podio excepto la caída de Mugello y la bandera negra de Australia. El podio negado en los dos circuitos más bellos, rápidos y puros del Mundial. Pero aprendió a cazar del que tenía su misma moto.

Este año Márquez es otra cosa. Se sabe el libro pero ahora busca más. El maestro del paso por curva es Jorge Lorenzo y Mugello es paso por curva. Y lo estudió entrenando y lo estudió en carrera. Detrás de Jorge. Cuando lo tuvo, zas. Ataque.

Solo que esta vez la presa se revolvió con fuerza. Gritó, chilló, aulló como una ballena que siente el arpón. Tiró contra el origen de la herida... Ahí Marc tenía una bala más. El equipo había previsto la batalla y cambiaron los parámetros de la sexta marcha para poder adelantar en esa recta doblada que tiene Mugello. Ahí dió el golpe definitivo. Jorge le defendía el perfil de ataque, los dos se iban al piano, al borde del abismo. Y Marc pasaba pero ya la frenada se les echaba encima y había un duelo de dos bestias intentando parar el misil en menos de 300 metros. Trece adelantamientos después, Marc ganó.

“Sólo me he divertido al cruzar la meta.” Marc.
Eso sitúa el nivel de la lucha. No fueron adelantamientos divertidos. Fueron sablazos, fueron katanazos tirados para vencer. Pero ninguno resultaba definitivo. El límite se situó en la extenuación. Dennis Noyes me dijo: Marc ya no es el chico loco que sale a pista con el pelo incendiado. Ahora Jorge se fía de él y por eso pueden rodar tan cerca y pueden establecer la confrontación en esa distancia.

Es una escenario nuevo. Jorge está volviendo y Marc sabe cazar cualquier tipo de presa.

Y llega Catalunya, con esa curva 9. En quince días. Cuando hayamos recuperado el aliento.

“we will try to fight
we will try to stay there
we will try to fight for the victory”

Es el mantra que repite Marc en cada rueda de prensa después de cada carrera y antes de cada nuevo reto. Vive ahí. 1 de junio de 2014. Seis de seis.