lunes, 30 de julio de 2012

La mirada en la derrota

España fútbol eliminada en los JJOO. Dos derrotas. Ni un gol. Cierta dosis de macarrismo al final. Hacía tiempo que no le echábamos la culpa al árbitro de nada. Creía que esa lección estaba interiorizada. El problema está en que he mandado tres balones al palo, no en que el árbitro haya pitado o dejado de pitar un penalty. Estuvieron en el desfile olímpico pero no debieron entender el juramento de los atletas, anyway.

En medio del partido, a las diez de la noche, el 4x100 masculino en la piscina. EEUU pone a Phelps en el segundo relevo. En el tercero nos muestran vía grafismo lo poco que les separa del record del mundo. En el último relevo aparece el mejor francés contra el chico sensación americano, que a media tarde dijo que sí, que se metía a disputar la final. Como diciendo: me apetece ganar esto también. Lochte. Y en los últimos 50m le birla el oro. Ni record del mundo, ni oro, ni Phelps ni Lochte. Derrota.

Antes, en el coche, me había dado tiempo a escuchar la derrota en semis de judo masculino -66kg de Sugoi Uriarte. Quedaba la posibilidad del bronce. Los enviados especiales vuelven a explicar el sistema de puntuación de un combate. Si no hay puntos, los jueces, en ceremonia con banderas, deciden quién gana. Abro twitter. Sugoi se queda sin medalla. Llora. Atiende a los medios. Llora. Los jueces. Derrota. Podría haber sido la primera medalla para España, que en la ilusión mediática debería ya haber conseguido alguna.

Cada día pasa lo mismo. Ayer fue el ciclismo. Gran Bretaña diseña su equipo con todos del Sky más Millar. El Sky, dominador del Tour, con el primer y segundo clasificados, vestidos para la ocasión, en las calles de Londres, Wiggins y Froome trabajando para Cavendish... Zas, zas, una cosita aquí, otra allí, dos tíos escapados, dos que huelen oro y plata y ciao. Derrota.

Los JJOO te ponen en las pantallas de tu vida que ahí, también, entre la juventud más privilegiada físicamente, entre la más preparada para la competición, entre las miles de sonrisas del desfile, en la fiesta olímpica... ahí también prevalece la derrota. No es una macro fiesta del triunfo, no. Pero bueno, ahí seguimos. Ahí vamos. Lo vemos. Y reparamos, al final del día, en que la mirada se nos ha estado yendo a la derrota. Y no estábamos acostumbrados últimamente. Nuestros héroes, los que conocen el camino a la victoria, de repente, superados.

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