lunes, 20 de abril de 2015

Vuelve el 10

"Márquez se lo juega siempre a todo o nada" dice Valentino Rossi. "Yo sabía que el neumático duro de Marc iba a caer en las últimas vueltas e iba a ir más lento. He intentado no separarme mucho en las primeras vueltas pero ha sido imposible. Cuando he visto 4 segundos de diferencia, he pensado: cuatro segundos!, pero he seguido hasta alcanzarle porque mi Yamaha, con el extra duro cada vez iba mejor."

Cuando le alcanzó, a falta de una vuelta y media para el final de carrera sucedieron dos cosas. Era el final de la recta de atrás, la frenada de la 5. Paran la moto a 332km/h. Marc derrapa, se abre y pasa Rossi. Primer punto del guión: Marc intenta inmediatamente devolver el adelantamiento. Está en su ADN y lo ejecuta sin pensar. Zas. Cambio de golpes. Pero Rossi aguanta. La Honda embiste a la M1, que tiene el sitio bueno para afrontar la curva 6. Segundo punto del guión: esta vez no gana Marc. El niño tiene la posición débil, se empeña en la pelea y cae. Al suelo. Sin opción. Corre a por la moto pero no la levanta. Está agotado. Rossi gana y apenas se pone en pie sobre la moto. Está reventado.

"Ya tengo dos victorias y creo que voy a poder pelear hasta el final." Rossi. Valentino. Sonriente. Feliz. Sudado. Con la camiseta de Maradona encima del mono.

Ahora se abre el siguiente panorama: ¿Qué hará Márquez ahora que las cosas empiezan a no salir siempre bien?

"De Valentino siempre se aprenden cosas", dice Marc, y apostilla: por ejemplo, cómo ha gestionado la carrera desde el principio. Quedan 15 carreras del Mundial y multitud de decisiones por tomar, de viernes a domingo.


En 15 días, Jerez.

El incendio de la Ducati Pramac de Y.Hernandez es otro tema. Un escape de aceite incendió el motor, el piloto no se dió cuenta de que su moto estaba en llamas hasta que el bastidor quedó calcinado y partió la moto. Entonces fue cuando el colombiano miró y vió las llmas debajo de su cuerpo. Se salió, bajó de la moto como pudo y salvó la situación. Los pilotos que circulaban detrás de él vivieron unos segundos angustiosos. Pol Espargaró ralentizo el ritmo "porque sabía que se iba a caer y no quería atropellarle". Su moto llegó con los restos de aceite quemado sobre la cúpula.

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