jueves, 29 de noviembre de 2012

Fernández y Evangelista en #InformeRobinson

He ido a buscar el Live at Montreux de Van Morrison para escribir esto. También está Glenrothes aquí.

Historia del abuelo, uno. Hace tiempo grabé un documental sobre un chaval, hijo de excampeón de España, que quería ser boxeador. La primera sesión de guantes a la que acudí me dejó acojonado. Se oía el roce de las espaldas sobre las cuerdas, el cuero contra la piel; los guantes contra la piel. Lo impactante era el sonido. Al final, cuando ese chico se quitó la camiseta, parecía tener la espalda cosida a latigazos. Grabábamos los combates entre gimnasios, con los visitantes durmiendo en los coches por la mañana después de viajar por la noche, las básculas del pesaje sin pilas, las chicas subidas a las espalderas viendo aquel sudor, aquellos golpes, oliendo el Reflex, pisando los restos de vendas. Aquellas miradas.

Historia del abuelo, dos. En los tiempos en que Canal Plus trasmitía los combates del Unified Undisputed Heavyweight Champion of the World Mike Tyson, aquellos combates con Spinks, Holyfield, Ruddock... venían a esas veladas, como comentaristas, Jose Luis Garci y Julio César Iglesias. Casi todos en la redacción nos quedábamos trasnochando para ver a Tyson. Yo, además, me quedaba para escuchar al abuelito y a Garci. Tenían palabras de boxeo; con el semblante te entusiasmaban y con la palabra dibujaban lo que ocurría. A veces, los intermedios, entre asalto y asalto, la vuelta al plató, era gloriosa.

Hoy, en #InformeRobinson, les han bastado dos intervenciones (al abuelito y a Garci), dos cositas bien dichas para que viésemos quiénes fueron Alfredo Evangelista y Perico Fernández. Qué delicia escucharles. Luego Evangelista ha dicho que la vida es muy larga y Perico Fernández [abandonado al nacer/recogido por amigos a sus 60 años de las calles de Zaragoza] ha lamentado cada derrota como si hubiera sucedido ayer.

El boxeo tiene esa fuerza salvaje, tremenda, inexplicable. Atletas que pegan con cuero pesado en la cara, en la piel, en las neuronas, que buscan un mentón bajando para atizar, un hueco para que el impacto resuene en las vísceras. Lo digo como una intuición: cuando Ali muera se acabará el boxeo. Sólo él lo sostiene. Pero hasta entonces seguimos mirando a estos púgiles extasiados. Evangelista pidió trabajo en un gimnasio, aunque fuera para pasar la fregona. "Usted, si quiere, coge a los chicos, pero la fregona no. Usted es Alfredo Evangelista." le contestaron. Perico Fernández, sin embargo, tiene roto el espejo en que se afeita.

1 comentario:

  1. Historias de maratón. Esa parte de Informe Robinson también da para una katanita. ;)#Running
    Pelos como escarpias.
    Buena katana.

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