miércoles, 23 de enero de 2013

A las 9 y media

Primero hay una carrera. Pero antes hay que medir las distancias con una bola que viene a toda hostia y que va a botar delante de tí con cualquier tipo de efecto, de modo que cada décima de segundo de retraso en el impacto hace que el aire interior se vaya convirtiendo en plomo. Al llegar hay que frenar. Y en la frenada se pone en marcha una playlist de giros de articulaciones: hombro, codo, muñeca; movimientos consensuados entre cadera, torso, línea de hombros, mirada...; con la base de las piernas firmes. Decenas de movimientos coordinados y fluidos que buscan la máxima violencia en el impacto para dar dirección a esa bola; para abrir ángulos o buscar los pies del rival. El rival es el número uno del mundo en lo anteriormente relatado y siete mil cosas más. Por ejemplo, es capaz de resbalar en cemento; por ejemplo, nunca se le va de la cabeza el plan de juego, nunca se traiciona; por ejemplo, puede estar cinco horas en el umbral de exigencia máxima.

Entonces, a las 9 y media de la mañana hora española, el número 1 del mundo se va a poner a jugar al tenis contra una #termita hecha hombre. Corre, golpea, recupera, corre, golpea, busca. Te come por los pies. Y tiene la misma costumbre que el #1: nunca se traiciona. Djokovic vs Ferrer. En Australia. Semifinales. Por supuesto, voy con la #termita.

2 comentarios:

  1. Hay que ser termita en la vida. SIEMPRE. Gran texto Nico

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  2. termita,martillo pilon,llamalo como quieras,esto no se para

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gracias por leer. comenta lo que quieras. intenta no insultar, es desagradable.