En la parrilla de salida de Mugello hay dos líneas. La front
row, con Iannone, Jorge y Dovi, y la línea de la derecha, la que desemboca en
la parte interior de la primera curva.
Veamos: en la primera línea, a Iannone, que sacó la pole con
la referencia de Lorenzo, no es que le duela el hombro izquierdo (fisura en la
cabeza del húmero), es que según él “pierdo la fuerza a las cinco o seis
vueltas. Veremos si me pueden ayudar con algo en la Clínica Mobile.” Jorge
Lorenzo tiene el sol brillando para él. Es capaz de hacer un entreno machacando
ritmo de carrera y cerrarlo con un vueltón (fp3 1’46.617) – “no, no lo busqué,
pero a veces si haces todo bien salen esos tiempos.” Dovizioso corre mañana
para ganar. Corre en Italia con el run run de que Iannone es mejor piloto que
él. Con la cantinela de que sólo ha ganado una carrera en MotoGP (ha disputado
129). Bla bla bla. Hay pilotos que son importantes independientemente del
número de vitorias.
Ahora la línea que lleva a San Donato: El margen derecho de
la recta de Mugello se abre mucho nada más pasar la línea de meta porque
aparece el carril de incorporación del pit lane y hay ahí unos metros de
pintura que se pueden pisar sin problema. En esa línea están: Dovizioso,
Crutchlow, Pedrosa, Pol Espargaró y ¡Marc Márquez!, que sale decimotercero.
Ese fue el drama del Sábado en Mugello. Márquez en el
infierno de los pequeños errores que desembocan en grandes errores que arruinan
el día. “En el FP3 me centré tanto en la electrónica que se me olvidó cambiar
el neumático y no entré en la Q2. En la Q1 decidimos usar un solo juego de
neumáticos para reservar dos para la Q2, y no me salió el tiempo, con lo que me
quedé fuera. Ha sido mi peor sábado desde que estoy en MotoGP. Me cabreé al
quedarme fuera de la Q2 (manotazo a la silla, gorra al suelo) porque esa suma
de pequeños errores ha tapado el buen trabajo que hemos hecho el fin de semana.
Todo ha salido mal, pero yo me veo bien. No sé si habrá remontada porque tengo
el ritmo muy justito para seguir a las Ducati y salgo muy lejos de ellas.”
Veremos. Veremos qué ocurre mañana en esa línea del margen
derecho.
Sólo hay que anotar una cosa más. El líder del Mundial sale
octavo. Rossi, con un casco espejo para que se refleje en él la afición de
Mugello y le cargue de energía, en la posición desde la que ha conseguido sus
tres últimas victorias. Viene bien para la cábala.
Entonces... ¿qué tenemos? Tenemos una de las salidas más
bestias y comprometidas del Mundial. Mugello nunca defrauda. Mugello es
velocidad, dificultad máxima en cada metro, y pasión. Ahora mismo, en la media
noche, habrá gente metiéndose en las tiendas de campaña de las colinas que caen
sobre la pista. Dormirán agarrados a algo, porque si no, resbalarán hasta darse
con la tienda de campaña del vecino de abajo. Y ésos, mañana, quieren ver
guerra.
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