sábado, 24 de octubre de 2015

Keep things simple

Parecía que iba a romper a llover, pero no. Hubo truenos pero no descargó la tormenta y aquí seguimos, metidos en esta nube que llega de la quema de bosques indonesios. La nube te aplasta contra la tierra, enfanga el ambiente, no se piensa claro. Bueno, yo no pienso claro. Está sucio el aire.

Finalmente, la gente que lleva mucho tiempo en esto, y que conoce a Valentino, da su veredicto: "Habló con el corazón. No es estrategia."

Sin embargo nos hemos pasado dos días mirando el asfalto de Sepang bajo las claves de la tormenta que desencadenó Rossi. Y tal vez sería mejor keep things simple, ceñirnos a lo que los pilotos dicen y dejar a un lado la psicología periodística/deportiva.

¿Y qué tenemos? Rossi pide un final de campeonato con un duelo limpio entre él y Jorge. Lícito. Nada del otro mundo. Lorenzo pide, a su vez, que pueda luchar sin factores externos extraños con Valentino. Lícito. Nada de otro mundo. Marc, el acusado, viene a decir que le dejen en paz, que intentará ganar las dos carreras que quedan (entre otras cosas porque eso le daría más victorias que el campeón de 2015 y limpiaría un poco sus cinco ceros). Y Dani no dice nada pero sonríe porque ve que también puede ganar aquí y le mola (entre otras cosas porque le colocará de nuevo fuerte en el arranque de 2016).

Así que ahí estamos. Primera línea: Dani, Marc, Rossi. Segunda: Jorge, Crutchlow, Iannone.

Se apagará el semáforo, pondrán las motos a 250km/h y deberán frenar, casi parar la moto (80 km/h), con el depósito lleno, virar a la derecha y casi sin tocar gas cambiar el peso de la moto hacia la izquierda para afrontar el segundo viraje. Todo muy lento. Todo con muy poco sitio. Todo con una tensión infernal. En ese embudo se encontrarán todos, sin micrófonos de por medio. Sin más mensaje que sobrevivir a esas dos primeras curvas y abrir gas en bajada para tirar la moto a la derecha: curva tres. Sepang.

Puede ser que para entonces las condiciones ambientales sean como las de estos días: nube tóxica. O puede ser que llueva esta noche y limpie la pista y no haya grip. O puede ser... cualquier cosa. La incertidumbre es máxima. Tan alta que ni el propio Valentino cree que mañana sea el día en que que consiga su décimo campeonato del Mundo.

Veremos. MotoGP. 2015.



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