sábado, 14 de junio de 2014

En el suelo no hay nada

5-1 es una paliza. Una hostia bien dada. Como si la merecieras. Cuando te meten cinco es que te tiene ganas. Con cinco goles en contra todo se afea. Todo parece una mierda. He visto el partido en la cafetería de un hotel. Ha llegado un inglés casi al final. Ha mirado la pantalla y ha dicho: Oh, my god. Le ha salido del alma. Dios mío. 5-1 a la Campeona del Mundo.

Ahora queda el grupo. El grupo en esencia son los jugadores que consiguieron lo que nadie: campeones del Europa, del Mundo, y de Europa de nuevo. El seleccionador decidió que fueran a Brasil. Este Mundial es suyo y pueden hacer con él lo que quieran. Hasta donde lleguen será el límite de sus capacidades. El gesto de concentración de Iniesta en el túnel de vestuarios. Eso es este grupo.

Nos han metido cinco. Ahora pueden pasar dos cosas: que el equipo crezca y llegue lejos, o que el equipo no pueda más. Yo voy a estar con ellos. Es mi posición. Por esto hay que pasar, no es nuevo. Te lo enseñan en el colegio: los ciclos. Los inicios y los finales. Ayer un piloto de MotoGP me dijo: está la cabeza, que quiere; está la moto, que puede; y en medio está el cuerpo, que dice sí o no. Y hay que aceptar. Es la vida. Ahora toca Chile. Veremos cómo reacciona el grupo, cómo está el cuerpo. Por esto hay que pasar. Y la mirada no hay que perderla. En el suelo no hay nada.

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